Javier Milei es torpe por naturaleza, carece de interface humana, tiene un frenesí por twittear compulsivamente cualquier cosa y, claramente, carece del sentido del ridículo.
Un bicho raro
Javier Milei piensa que todo es un juego, su vida se basa en las redes sociales, en apariciones dignas de un maníaco depresivo, y en pensar que por afirmar algo que no es terminará siendo así por “una cuestión de fé”.
Y, claramente, no está ubicado en tiempo ni espacio, ni mucho menos en la catastrófica realidad socioeconómica actual de la Argentina que el mismo provocó y sigue agudizando.
Cuando decimos que Milei está a la deriva, lo sostenemos otrora han salido a hablar Mauricio Macri, marcándole la cancha muy fuerte y sumándose hasta la propia vicepresidenta de Milei, Victoria Villaruel, la cual hace rato tomó distancia del presidente Milei.
“Es que sencillamente, nadie quiere quedar pegado al loco”, nos explica una fuente de un gran medio periodístco.
Mientras se disparan los niveles de pobreza y se agudiza el conflicto social, el presidente sigue en Narnia y parece no comprender la complejidad de la situación, haciéndonos preguntar si realmente está capacitado para estar en el lugar que está, fijemos un ejemplo, el propio berenjenal en el que el mismo se metió junto con Luis “Toto” Caputo generando el conocido efecto en economía de “sábana corta”, es decir que, teniendo el tipo de cambio atrasado por sus propias impericias y malas decisiones constantes, sabe que tiene que devaluar lo que trasladaría a precios y se dispararía la inflación, más no lo hace aunque todo el mercado sabe que el tipo de cambio está atrasado.
Por el otro frente si sigue rifando las pocas reservas que le quedan interviniendo en el mercado de cambios (cosa que va hasta con su propia doctrina, por esto es que decimos que no tiene idea de donde está parado ni de lo que está haciendo), se seguirá disparando el riesgo país que hoy está ya cerca de los 1700 puntos y le cerrará las puertas, tanto a una refinanciación de los vencimientos de deuda, como de nuevos desembolsos.
Para resumir, esto sucede por poner a un clown standupero que, como loco, gritaba en los canales de televisión y nos parecía hasta tierno y gracioso, otros sentían pena por él, este mismo personaje insólita y bizarramente hoy es presidente de Argentina, aunque el no actúe como tal, y siga actuando como el clown que hacía en los programas de televisión. “choque de calesita” a la vista, agárrense fuerte.
Por Matías Logarzo