Por: Matías Logarzo
El hambre por definición es la escasez de alimentos básicos, que causa miseria generalizada.
Es lo que se está viviendo por estas horas a lo largo y ancho del País, que recién se visibiliza ahora para algunos, porque ahora golpea en el corazón de los barrios acomodados de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, es que, las largas filas para pedir una ración de comida se duplicaron y hasta triplicaron en barrios de clase media y media alta como por ejemplo en el barrio porteño de Caballito.
En una conocida iglesia de dicho barrio tuvimos la oportunidad de dialogar con un sacerdote el cual nos explicó que la situación actual de la demanda de alimentos se había triplicado en dicho barrio, de hecho, nos argumentó enfáticamente que no necesariamente la gente en situación de calle, que se ve cada vez más, realiza dichas filas del hambre sino que nos puso el ejemplo de dos familias que asisten a misa a dicha iglesia del centro geográfico de la CABA que le manifestaron al sacerdote que “no les alcanzaba para cubrir todos los gastos y bajaban del departamento a pedir su ración de comida”, también nos remarcó que mucha gente baja de los edificios a pedir su ración de comida y estamos hablando de una iglesia que se encuentra ubicada geográficamente en un segmento de clase media-alta.
El sacerdote concluyó diciendo para este medio, a quien agradecemos por su tiempo, que “cada vez más se da el fenómeno que, la gente de los edificios, bajen a buscar su ración de comida”
Esto se da en un contexto en el que el Gobierno de MILEI llevó la pobreza al 55%, la indigencia al 20% y el rebote de la inflación al 5,1% en la Ciudad de Buenos Aires.
De hecho, el consumo de leche para alimento de los niños es el más bajo de la historia argentina, según un informe de UNICEF
Por: Matías Logarzo